Como muchas otras técnicas médico-estéticas, el HIFU o “ultrasonido focalizado de alta intensidad” tiene su origen en un procedimiento médico que se aplica desde principios de los años cincuenta. Consiste en un haz de ultrasonidos de alta frecuencia y energía que eleva la temperatura de manera selectiva y localizada para destruir células, sin que los tejidos colindantes queden afectados. En medicina convencional estas cualidades lo hacen idóneo, por ejemplo, para el tratamiento de tumores. Además, es un tratamiento no invasivo, es decir, que no toca directamente el cuerpo humano, con todas las ventajas que ello conlleva para el paciente.
Con la creciente demanda de tratamientos no quirúrgicos, para la reducción de grasa y mejora del contorno corporal, el HIFU he empezado a utilizarse recientemente como un método no invasivo para la destrucción selectiva del tejido adiposo o, dicho de forma más sencilla, para acabar con la grasa localizada y difícil de eliminar, de manera muy efectiva.
El hecho de basarse en un procedimiento médico utilizado durante los últimos 75 años, se traduce en una garantía de efectividad y seguridad para el paciente. Se trata de una técnica comprobada y totalmente segura para eliminar la grasa persistente en abdomen, costados, caderas, muslos y glúteos.