La rosácea es un trastorno cutáneo persistente que causa enrojecimiento, granitos y vasos sanguíneos perceptibles, generalmente en la zona central de la cara.
Por lo general, la rosácea afecta a personas de entre 30 y 50 años. El trastorno es más frecuente en las de ascendencia irlandesa o del norte de Europa con la piel clara, pero también afecta, y probablemente se reconoce menos, a los de piel más oscura. Aunque es fácil reconocer la rosácea, debe distinguirse del acné y de otros trastornos cutáneos con los que guarda mucho parecido. A menudo se denomina el acné de los adultos.
La causa de la rosácea es desconocida, pero algunas personas pueden ser propensas a desarrollar este trastorno.
Las comidas picantes, el alcohol o las bebidas calientes pueden desencadenar brotes. Otros desencadenantes pueden ser la luz solar, las cremas solares, el estrés emocional, el clima frío o cálido, el ejercicio, el viento, los cosméticos y los baños calientes.
Algunos fármacos, como la amiodarona, los corticosteroides que se aplican en la piel o se inhalan por la nariz, y las dosis elevadas de vitaminas B6 y B12, pueden empeorar la rosácea.
El principal síntoma de la rosácea es un enrojecimiento en la cara, e incluso sensación de bochorno. A veces, se desarrollan pequeñas espinillas en las mejillas y se puede confundir con acné. Otra señal es la sequedad, inflamación e irritación en los ojos y párpados.
Con frecuencia, los signos de la rosácea aparecen de forma impredecible, como brotes que tardan semanas o meses en desaparecer.
En cuanto a sus causas, se cree que se debe a una combinación de predisposición genética con determinados aspectos del estilo de vida (estrés, mala alimentación, cosméticos, sudoración, cambios bruscos de temperatura…).
La Luz Pulsada Intensa (IPL) es una fuente lumínica de alta intensidad que emite sobre la superficie de la piel pulsos de luz controlados y con determinada longitud de onda.
Es capaz de tratar la rosácea y alteraciones vasculares resistentes, así como irregularidades, hiperpigmentación, pecas, cicatrices del acné…
Sí, numerosos estudios han demostrado que la tecnología IPL es altamente eficaz para tratar esta patología. En promedio, la piel tiene una mejora visible y en el 80% de los pacientes los efectos de la rosácea disminuyen o desaparecen.
El IPL es capaz de disminuir la rojez generalizada o difusa y las telangiectasias.
Además, promueve el rejuvenecimiento de la piel, ya que estimula la producción de nuevas fibras de colágeno y elastina. La dermis se engrosa y mejora su textura y su apariencia.
La lámpara de luz pulsada emite una luz filtrada que es absorbida por dos pigmentos naturales del propio cuerpo: la melanina, presente en las manchas epidérmicas causadas por el sol, y la hemoglobina, que se encuentra en los vasos sanguíneos de las rojeces difusas de la piel.
La energía lumínica es convertida en calor por los pigmentos presentes en las células de la lesión cutánea, de manera que estas se calientan y se destruyen en pocos segundos.
Esta técnica es completamente segura y consigue eliminar las dilataciones vasculares sin dañar los tejidos de alrededor (fototermólisis selectiva). Por tanto, ofrece resultados excelentes en el tratamiento de la rosácea.
Beneficios del tratamiento de IPL para la rosácea
Estos son los beneficios y ventajas principales de la luz pulsada intensa:
Disminuye notablemente el flushing o enrojecimiento.
En los tratamientos de foto rejuvenecimiento facial, consigue unificar y homogeneizar el tono de la piel, gracias a la eliminación gradual de las lesiones pigmentadas y las rojeces difusas causadas por el paso de los años y las exposiciones al sol repetidas. Además, mejora la calidad de la piel, aportándole una mayor firmeza, disminuyendo el tamaño de los poros, y proporcionándole mayor luminosidad.
Un tratamiento facial completo dura tan solo 20-30 minutos, y para obtener el resultado deseado suele bastar con 1-3 sesiones.
Permite la incorporación inmediata a cualquier actividad laboral o social.
En tu sesión de IPL, el especialista te proporcionará unas gafas para proteger tus ojos y pondrá un gel conductor transparente en tu rostro, para que el cabezal de la máquina no toque directamente la piel. A continuación, irá aplicando la luz para tratar toda el área, moviéndola centímetro por centímetro.
El tratamiento no es doloroso para la mayoría de los pacientes, aunque depende del umbral de tolerancia de cada uno. Al pasar la máquina IPL, se pueden sentir unos leves pellizcos en la piel, como en la fotodepilación permanente.
Al finalizar, se retira el gel y se aplica bloqueador solar de factor alto, pues el IPL puede hacer tu piel más sensible al sol.
Después de la sesión, es bastante frecuente que haya un eritema, una leve sensación de ardor o escozor y una pequeña inflamación o hinchazón. Antes de transcurrir 48 horas, desaparecen estos efectos. De todas formas, si lo deseas, puedes aplicar maquillaje inmediatamente después del tratamiento.
La piel no se pela ni se descama, pero sí pueden aparecer pequeñas costras.
Después del procedimiento, lo más importante es que protejas tu piel del sol: evita exponerte directamente a él y utiliza filtro solar SPF50+.